jueves, 21 de septiembre de 2006

Paranoia Inquisidora

Hoy vuelve a tocar la banda Callejeros, en Córdoba, después de peregrinar por todo el país tratando de conseguir un permiso para ejercer su profesión. Se armó alrededor de este acontecimiento un debate muy intenso, no se si interesante, pero intenso. Yo analizo la situación y lo que me llama la atención son los fundamentos de las posturas a favor y en contra de que Callejeros vuelva a tocar. Adelanto por supuesto que mi opinión es a favor de permitir que la banda toque y sobre esto profundizaré.
Si bien a veces la realidad me hace dudar, siempre creí que, para bien o para mal, vivíamos en lo que se denomina “Estado de Derecho”. Al menos eso me enseñaron en la escuela y en la universidad. En un Estado de Derecho, las conductas de las personas que lo integran deben adecuarse a las normas que lo rigen. Voy a citar textualmente dos normas que forman parte de nuestro ordenamiento fundamental: la Constitución Nacional. Así, el Art. 18 establece: “Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos...” En síntesis, todos somos inocentes hasta que un juez, en un juicio penal, basado en legítimas pruebas obtenidas en el proceso y con plena certeza, sentencie que somos culpables. ¿Se entiende hacia donde quiero llegar?
Este sistema garantista, se contraría con el denominado “Inquisidor”, el cual, lejos de erradicarse a pesar de la trayectoria del constitucionalismo, adquiere cada vez más asérrimos defensores. La sociedad se está volviendo loca, vemos en los medios que hordas descontroladas intentan linchar a sospechados de delitos, piden pena de muerte, quieren que los acusados sufran vejaciones en los presidios. Esto es gravísimo, pues un error en este tipo de acción es irreversible. Siempre digo que prefiero un culpable suelto a un inocente preso o muerto.
Puntualmente, en el caso de Callejeros, los padres de las víctimas tratan de impedir que la banda toque, hacen “lobby” con la asquerosa y oportunista dirigencia para que les denieguen permisos para actuar. Los integrantes están procesados, y como son inocentes hasta que un juez diga lo contrario, es inaceptable que pretendan condenarlos previamente, motivados por el dolor inconmensurable de haber perdido a un ser querido. Por esto es que no puede aceptarse de ningún modo en un Estado de Derecho que la gente intente hacer justicia por su propia cuenta, porque sus emociones les impiden juzgar con imparcialidad.
Creo que está más o menos claro lo que intento decir. Ahora pasaré al otro artículo de la norma fundamental que quiero repasar. El 14 expresa: “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.” La norma es clara. ¿Con qué derecho alguien puede oponerse a que esta banda trabaje y ejerza su industria lícita? Las normas que reglamentan su ejercicio serán las que determinan las condiciones que deben poseer los locales, estadios, etc. en donde toquen, pero si se cumplen, no se les puede impedir. ¿De qué quieren que vivan, si son músicos?
A ver si nos tomamos un momento de reflexión para pensar con claridad. Basta de inquisición por favor.
Éxitos.

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