jueves, 7 de septiembre de 2006

Estado de Naturaleza*

A veces sucede que uno observa hechos, actos o comportamientos que lo llevan a indagar acerca de la esencia del ser humano, tratando de entender el por qué de lo bueno y lo malo que acontece a nuestro alrededor.
Me puse a pensar un poco en las teorías político-sociales, que buscan la explicación de la sociedad, su necesidad y origen. Por supuesto que este análisis es muy escueto y no pretende aclarar incertidumbres por las cuales se han derramado ríos de tinta en afán de explicaciones. Busqué algunos autores clásicos que han tratado el tema. Así, comenzaré por resumir muy brevemente el pensamiento de Thomas Hobbes. Para él, hay dos principios en la naturaleza humana, el deseo y la razón. El primero impulsa a los hombres a tomar para sí lo que otros hombres desean y por ello los pone en mutua contraposición, en tanto que la razón les enseña a huir de una disolución antinatural. Así, mediante la razón la búsqueda de la seguridad se hace más eficaz, sin dejar de seguir la norma general de la propia conservación. En síntesis, en el estado de naturaleza existe una guerra de todos contra todos; el hombre es egoísta y solo piensa en su propia conservación. Lo paradójico es que en ese afán decide y necesita agruparse en una sociedad con reglas que le otorguen protección y seguridad.
Siguiendo la búsqueda, repasaré algo de John Locke. Éste tenía más confianza en la bondad humana. Sostenía que el estado de naturaleza es uno de paz, buena boluntad, asistencia mutua y conservación. Existían según él derechos y deberes morales intrínsecos y que tenían prioridad sobre el derecho. La propiedad era común en el sentido de que todo el mundo tenía derecho a sacar sus medios de subsistencia de todo lo que ofrece la naturaleza. Ahora bien, si todo es tan bueno, ¿por qué los hombres cren la sociedad civil? Según Locke, la mayor producción elevaría el tipo de vida en toda la comunidad. Para lograr esta mayor producción debía protegerse la propiedad privada, y en el estado de naturaleza esto no puede lograrse por la falta de organización. O sea que, si bien difiere con Hobbes en muchos aspectos, ambos estarían manifestando la intensión egoísta de la conducta humana, al decidir formar una sociedad civil. Las ideas de Locke son el puntapié inicial del pensamiento liberal que nutrió las revoluciones Norteamericana y Francesa, pues sostenía que en el momento del "pacto original", la sociedad civil había decidido constituir un gobierno y "todo el poder de la comunidad está naturalmente en él". Existe un derecho de resistencia que puede y debe ser ejercido en nombre de los inalienables derechos de libertad personal, consentimiento y libre adquisición y disfrute de la propiedad.
Dando un salto en el tiempo y en la geografía, iré al pensamiento del ginebrino Jean Jaques Rousseau. Su obra principal es el "Contrato Social", aparecida en 1762. De la amplitud de la obra solo expresaré lo que concierne a la pregunta inicial. Sostiene el filósofo que, por encima del egoismo y más allá de él, los hombres sienten una reacción innata ante el sufrimiento de los demás. La base común de la sociabilidad es el sentimiento y no la razón; salvo para el hombre perverso, el sufrimiento, dondequiera que se produzca, es directamente doloroso. En este sentido los hombres son "naturalmente" buenos.
Mi nivel no llega a elaborar un propia teoría, pero sí creo poder formar una opinión propia, tomando cosas de cada uno de estos autores y de otros que no he analizado. Creo que en la observación pueden sacarse jugosas conclusiones, aunque siempre estén teñidas de parcialidad.
Pienso que nunca existió el estado de naturaleza. Siempre existieron las organizaciones políticas. Desde el momento en que un ser humano ejerció fuerza sobre otro, para que actuara según su voluntad, existió una organización política. Desde el momento en que un pequeño grupo se dividió tareas, entre domésticas, productivas, etc. existieron roles y reglas sociales.
¿Es bueno el ser humano? Hay de todo, los buenos tienen algo de malos y viceversa. Todos tenemos instinto de conservación y pensamos en salvarnos a nosotros mismos, luego a nuestros seres queridos y si nos queda tiempo y ganas pensamos en el resto. Aún detrás de los fines más altruistas existe un motivo egoísta. Las sociedades existen porque existe un interés, primero individual y luego comunitario; buscamos seguridad, protección, crecimiento espiritual, económico, profesional, social. Queremos que los demás progresen, porque eso nos da mayores garantías de que logremos nuestros propios objetivos.
Me pregunto a veces cómo sería una sociedad sin reglas. Imagino situaciones hipotéticas y en ninguna veo que las personas seamos alegres, cooperadores, armoniosos. Observen alguna imagen de una situación de caos incontrolable en una ciudad y se darán cuenta de lo digo. Verán automóviles quemándose, comercios saqueados, gente golpeándose, insultándose, corriendo desenfrenada.
En síntesis, el ser humano estableció reglas para protegerse de sí mismo, de su instinto competitivo, de su agresividad, de su egoísmo, de su destructividad. Veamos cómo está el mundo y concluiremos que muchos resultados no están dando esas reglas. Tal vez sea momento de repensarlas.
Éxitos

*Algunos conceptos utilizados en la presente fueron tomados de la obra "Historia de la Teoría Política" de George Sabine, Tercera edición, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1994.

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