miércoles, 23 de abril de 2008

Déjà Vu ornitológico

Los pichones saltaban fuera de su cueva con actitud llena de vida. Al igual que todos los nuevos seres vivientes, su apariencia no resaltaba por la belleza. En este caso particular, la opinión general es que en todas las etapas del crecimiento son feitas. Hasta existe una fábula muy conocida acerca de una mamá que le hace un favor al rey de la selva a cambio de que no se coma sus pichones, manifestando que los reconocerá porque son los más hermosos de todo el bosque. El predador los encuentra un día y se los come, pues ignora que son los hijos de su salvadora. El resto de la fábula no viene al caso.
Seguramente, si yo hubiera sido ese predador, los pichones estarían sanos y salvos.
La primera vez que los ví debo haber tenido unos doce años. En realidad debe haber sido la primera vez que les presté atención, pues mi infancia inició en una chacra con abundante arboleda y muchas de las especies animales de la zona, que no son tantas.
Recuerdo que recorríamos los caminos de tierra con mis hermanas y mi papá, quien ya había visto a las simpáticas lechucitas unos días antes y nos indicó donde moraban. Nos dirigíamos a un campo a ayudar con la tarea de desmalezamiento del sembradío. Mi viejo, hábil en el manejo de la soldadura, entre otras tantas artes, nos había fabricado unas azadas acordes a nuestro tamaño y edad. Los niños de ahora desconocen de estos trabajos, el avance en las técnicas de producción facilitó mucho el laboreo y los hijos de los productores ocupan su tiempo en actividades “recreativas”.
No digo que a nosotros nos encantase hacerlo, es más, en ese momento hubiese preferido hacer cualquier cosa antes que ir a cortar chamico, pero no se me ocurrió oponerme. Hay que hacer lo que hay que hacer y hoy a la distancia puedo contar, casi orgullosamente, mis anécdotas en las distintas facetas del trabajo rural ante sorprendidos ojos citadinos que por sus circunstancias de vida o desinterés no diferencian un gorrión de un chingolo.
En esa época, no era tan frecuente encontrar lechuzas; el poder destructivo de los agroquímicos hacía difícil la supervivencia de las especies animales menos fuertes. En los campos se podían ver acrobáticas liebres, algunas perdices y cada tanto algún ermitaño zorro al acecho de alguna presa desprevenida. Por eso, el hallazgo de las pequeñas rapaces era toda una novedad y ansiábamos llegar al punto donde la familia se encontraba. No tenían la imponencia de un águila cabeza calva, ni la estirpe de un halcón peregrino, pero los superaban ampliamente en simpatía y en la mística que su mirada atenta transmitía. Además, se hablaba mucho en TV de una enfermedad campestre, la fiebre hemorrágica argentina. En la campaña oficial se resaltaba la importancia que estas aves tenían para erradicarla, pues se alimentaban de las ratas que transmitían el virus. Esto también hacía que las viéramos como una amigable especie que nos ayudaba en nuestra salud.
Cuando terminamos el trabajo, terminó también el avistaje de los pichones. ¿Qué destino habrán tenido? ¿Habrán sobrevivido? ¿Se los comió el zorro acechador? ¿Murieron intoxicados? ¿Crecieron y se reproducieron? Vaya uno a saber. Lo cierto es que cada tanto recuerdo la imagen de ellos saltando al lado de su cuevita y me gusta la sensación que produce, de hecho tengo una pequeña colección de lechuzas de cerámica, piedra, madera, etc. que atiendo cuidadosamente; tal vez por rememoranzas de aquellos años felices que el inevitable transcurso temporal se encargó de alejar, o tal vez simplemente porque me atrae tan noble animal. Un poco de cada uno…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Lucas,
hoy el médico me dijo que escriba todo lo que siento y no digo, que es muy bueno para la salud, para equilibrar ...
Me encanta tu modo de expresarte y me alegra saber que tus recuerdos están siempre presentes en tu memoria.
NO TE OLVIDES QUE TE QUIERO MÁS QUE NADIE - CON TODOS MIS ERRORES-
soy tu mamá.

SÉ FELIZ HIJO MÍO, POR FAVOR- TENÉS TODO PARA SERLO, NO BUSQUES LA FELICIDAD DONDE NO ESTÁ, VALORÁ CADA COSA BUENA QUE LA VIDA TE DIO Y SEGUI LUCHANDO POR TUS SUEÑOS.

adriana dijo...

hola, lucas! me encanto esto que escribiste. Hoy por curiosidad entre un ratito a tu sitio y no dejo de leer. Adrianuchi